Kruta - Burrel 130km

He perdido mis guantes. Hemos llenado de agua los bidones en una fuente de piedra donde fluye el agua como en Asturias, de forma natural sin grifo. LLegando a Vladimir cerca ya de la frontera con Albania, hemos visto varios cemenerios musulmanes. En la frontera hemos tenido que pagar 10 euros /persona por entrar y por el sello. La carretera hasta Lehze esta en muy buen estado, con carriles anchos y sin baches, nos recuerda mucho a India, es muy rural y la gente , sobre todo los nenes, te saludan agitando la mano con una sonrisa. Mucha gente se desplaza en bici, moto pequenia, carro tirado de caballo y otros por supuesto en todoterreno y sobre todo en Mercedes. Apenas hay siniales de trafico ni carteles indicativos y cuando preguntamos, tambien mueven la cabeza de un lado a otro para decir si como en India. Hemos cruzado por un puente de madera por donde solo pasa un coche, donde un nene ha querido quitarme la botella de agua que llevo atras, Eric lo impidio porque va detras de mi.
Hemos visto redes chinas e ingenios de madera como en la foto para pescar. El pescado lo venden en la carretera , tan fresco que esta vivo, lo tienen en unos cubos grandes de plastico con agua y lo matan y limpian cuando el cliente lo compra. Tambien puedes comprar huevos y pollos vivos, lo que no hemos visto es si el pollo te lo matan y limpian cuando lo compras o te los llevas vivo tu. Como todo el mundo nos dijo, que tuviesemos mucho cuidado en Albania, que no era muy seguro, teniamos planeado dormir en un alojamiento en Lehze y otra noche en Burrel, pero como la carretera ha resultado estar tan bien y llegamos para comer a Lehze, decidimos tirar hasta Burrel y hacer solo una noche. Lo hemos hecho pero has ido duro.

Por la maniana a pesar de echarnos crema solar nos hemos quemado porque calentaba mucho el sol, y en cambio por la tarde hemos tenido tormenta y frio. Ademas la carretera de Lehze a Burrel ha sido un tormento de baches de todos los tamanios y profundidades, que cuando se llenaron de agua aun fueron peor. Las subidas como siempre cuestan, pero esta vez las bajadas con los baches no son agradables. Cuando por fin llegamos a Burrel nos dolia todo del traqueteo. Estamos en el unico hotel del pueblo, despues de una ducha calentita y reparadora bajamos a cenar, hoy dia libre para mi chef que se lo merece. Nos han preparado huevos y papas fritas, ensalada un bifstek para Eric y queso de cabra muy rico. Escribir y a descansar en una cama grande, todo un premio para una dura jornada.