A las 00.00 unos jovenes pasaron junto a nuestra tienda buscando una vaca. Y por la maniana volvieron a saludarnos y nos dieron comida. Hablamos en aleman con el abuelo y bajo el sol abrasador pedaleamos por un puerto que se me hizo interminable, lo paso fatal con el calor. Menos mal que hay fuentes por todas partes.
En una de ellas encontramos a unos abuelitos maravillosos, que nos invitaron a tomar ayran casero bajo la agradable sombra de una parra delante de su casa. La subida no era tan fuerte realmente, pero tanto calor hizo que fuera durisima, interminable y desmoralizadora. Cuando llegamos a Devrek paramos a comprar comida y hemos acampado en un bosque junto a la carretera.
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