Burrel - Debar 86km

La familia que lleva el hotel es muy amable, nos han preparado de desayuno, una tortilla francesaa, queso de cabra, pan tostado con mantequilla y mermelada y leche de cabra calentita con espuma riquissima, incluido todo en el precio de la habitacion. Luego en el pueblo hemos comprado pan, queso, platanos, y unas empanadas de hojaldre rellenas de cebolla y carne buenisimas.
Por la maniana otro dia caluroso, donde hay que ponerse bastante crema solar para no seguir quemandonos. Las carreteras de hoy siguen siendo tormentos, si no apretas bien los dientes chocan con las vibraciones incesantes que supone para nuestras ruedas los baches y las piedras sueltas del camino.
El paisaje de Albania es espectacular, con montes nevados, verdes praderas en el valle, rios caudalosos y bunkers por todas partes, que cuando arreglan las carreteras o construyen casas destruyen, pero si no parece no molestarles.
Tanto miedo como nos metieron en el cuerpo con respecto a los Albaneses, a nosotros nos han recibido siempre con una sonrisa, amabilidad y respecto. Tambien es verdad, que no hemos ido a las zonas turisticas o grandes ciudades,pero desde luego en la zona norte y rural hemos encontrado muy buena gente, siempre ofreciendonos agua para beber, y alegria a nuestro paso. La gente que no tienen ningun vehiculo, se desplaca en furgonetas que hacen de minibus, para ir de un pueblo a otro y se asombran y hacen gestos de admiracion, porque nosotros pedaleemos las grandes subidas, que se complican con el estado de las carreteras, bajo el sol ardiente o bajo la lluvia que ha vuelto a mojarnos por la tarde.
Llegamos a la frontera con Macedonia y tenemos que esperar porque no funcionan los ordenadores, ademas cuando decimos que venimos de Espania nos retienen una hora porque somos "riesgo de portar la gripe porcina", nos cojen los pasaportes con guantes de latex, incluso uno de la aduana se pone mascarilla. Nos preguntan si estamos bien de salud, de que paises venimos, cuantos dias hemos estado en cada pais hacia donde vamos, un control que hasta ahora ninguna frontera nos habia hecho. Cuando por fin nos dejan entrar ya es casi de noche, y a las afueras de Debar plantamos nuestra tienda literalmente en un camino hacia ninguna parte, porque la colocamos en el lugar donde los robles cierran el paso.